
Vaya desatino el que acaba de cometer la administración municipal de Tlaxcala, encabezada por el arquitecto Alfonso Sánchez García, en materia taurina. Si bien el alcalde no está obligado a conocer el reglamento de espectáculos taurinos del estado, sí es responsabilidad de su equipo—incluyendo los directores de Turismo, Gobernación, Jurídico y el Secretario Municipal—asegurarse de que la Plaza de Toros Jorge “El Ranchero” Aguilar opere bajo la legalidad y con la dignidad que merece un recinto histórico.
El pasado jueves 27 de marzo, la empresa CG, se presentó con bombo y platillo para anunciar un cartel para el próximo 25 de abril en la emblemática plaza tlaxcalteca. En el cartel figuran el sevillano Juan Ortega—un torero de gran clase e importancia, pero sin llegar a ser una figura consolidada—, el queretano Octavio García “El Payo” y el poblano Héctor Gabriel. Sin embargo, hubo un pequeño detalle que los organizadores pasaron por alto: no dijeron de dónde saldrían los toros.
Parece que los empresarios creen que una corrida de toros puede armarse con nombres de matadores y que la materia prima—los astados—es un simple trámite. ¿Será que la “Corrida de la Libertad” de la que hablan es en realidad el nuevo morantazo? Porque, hasta el momento, ni ganaderos ni matadores tlaxcaltecas han sido tomados en cuenta.
La afición no necesita otro Morantazo
La historia reciente de la tauromaquia en Tlaxcala ya tuvo un capítulo vergonzoso con el famoso Morantazo de la Feria 2023, que aún resuena entre los aficionados. ¿Es que no aprendimos la lección? ¿El municipio va a permitir otro engaño para la afición, otra promesa rota, otro fiasco?
Aquí la responsabilidad es compartida. El Ayuntamiento de Tlaxcala no puede desentenderse de lo que sucede en un recinto que es patrimonio de los tlaxcaltecas y parte del catálogo de monumentos históricos del INAH. No es solo cuestión de ceder el espacio y lavarse las manos. Si van a permitir que la Plaza Jorge “El Ranchero” Aguilar sea utilizada para un festejo taurino, deben garantizar que todo se haga bajo las reglas establecidas en el reglamento de espectáculos taurinos vigente en el estado de Tlaxcala y no como fiesta particular después del festejo.
¿Quién va a responder ante la afición?
Señor Presidente Municipal, Alfonso Sánchez García, su administración será la responsable si la gente que pague un boleto caro para este evento termina defraudada. ¿Por qué se permitió que la plaza se convirtiera en una cantina particular el pasado 22 de marzo, ocupando el espacio de las ambulancias en un festival a beneficio del DIF Estatal? Por cierto, hasta la fecha nadie sabe cuánto recurso económico se entregó realmente de dicho festejo.
Algunas de sus direcciones deberían fiscalizar que se cumpla con el reglamento estatal de espectáculos taurinos; investigar la procedencia de las empresas a quien se les renta el inmueble, y leer el reglamento taurino antes de seguir prestando la plaza sin criterio.
El ataque a la tauromaquia y la responsabilidad de los organizadores
Hoy en día, la tauromaquia está bajo constante ataque en México. Con movimientos que buscan su abolición y el creciente desdén hacia la fiesta brava en diversos sectores de la sociedad, es necesario que todos los actores involucrados en la organización de eventos taurinos asuman una gran responsabilidad. Este tipo de desmanes no ayudan a defender la tauromaquia; por el contrario, la ponen en una situación aún más vulnerable.
Tlaxcala es un estado profundamente vinculado a la cultura taurina. 39 ganaderías de toros de lidia legalmente registradas y un nutrido grupo de matadores con alternativa están listos para representar la tradición taurina con calidad y respeto. Es imperativo que las autoridades y los organizadores respeten esa tradición y eviten ponerla en riesgo con iniciativas que solo buscan aprovecharse del nombre de Tlaxcala sin ofrecer un espectáculo digno. La afición tlaxcalteca no necesita más fraudes ni más espectáculos de dudosa calidad. Lo que necesita es respeto y seriedad al igual que la fiesta taurina en México.
… y uno que otro resentido
Adrián Ortiz